Cuenta la historia que lo ocurrido en el centro minero Secocha (Urasqui-Arequipa) es una secuencia repetitiva, una condena a la que está predestinada si es que no se adoptan ni se respetan normas de prevención de desastres.
Antes de ser un asentamiento de pequeños mineros, Secocha era explotada por una empresa minera que quebró luego de que un huaico, de similares catástrofes a las registradas el domingo y ayer lunes, afecte sus instalaciones.
Esto sucedió antes del 2004 tras lo cual, los extrabajadores de la compañía comenzaron a explotar la zona que posteriormente se pobló por personas llegadas de muchas partes del Perú, en su mayoría de la zona sur: Puno, Cusco y Arequipa.
Los puneños diestros en minería artesanal migraron desde zonas donde escasez el oro, situación contraria a Secocha.
Los especialistas consideran que el relieve del terreno hace que Secocha se convierta en un sumidero. El asentamiento minero y viviendas se levantaron sobre la quebrada, y ante lluvias torrenciales, el torrente buscará ese cause. La tragedia era inminente.