Gran parte de los yacimientos de litio ubicados en la provincia de Carabaya se encontrarían dentro de áreas naturales y su explotación traería graves consecuencias. En la misma situación estaría el uranio que también amenazaría enormes extensiones de pinturas rupestres y zonas donde se pastea alpacas.
Se estima que Carabaya posee unas 4.7 millones de toneladas de carbonato de litio, material utilizado para energías renovables, carros eléctricos y baterías, entre otros; además esta parte del país alberga 124 millones de libras de uranio, suficientes para impulsar la energía nuclear en el planeta.
Actualmente, la empresa Macusani Yellowcake SAC está a cargo de las exploraciones y aunque dice ser transparente con respeto al medio ambiente, los lugareños y autoridades dicen lo contrario.
Para Vladimir Martínez Ordóñez, miembro del equipo de la ONG Derechos Humanos y Medio Ambiente (Dhuma), no se ha sincerado en qué parte se encuentran las betas de litio, pero se sabe que estarían debajo del nevado Quelccaya.
De confirmarse ello, el gobierno debería ser el primero en oponerse a su explotación, dado que este nevado es uno de los más extensos del mundo y se considera el “termómetro natural” del calentamiento global.
Dhuma ha estimado además, que la explotación de este valioso mineral, pone en riesgo cerca de 37 hectáreas de bosque rocoso con petroglifos, pinturas rupestre y restos arqueológicos de culturas preincaicas.
Martínez Ordóñez advierte que las 1967 concesiones mineras que serían exploradas por Macusani Yellowcake SAC, constituyen un área de 92 mil kilómetros cuadrados, y de ese total un 30% corre peligro.
Explicó que el glaciar de Quelccaya también está concesionado y debajo estaría el cotizado litio. Al menos así lo demuestran los mapas de las concesiones mineras en Corani, que opacan el Quelccaya.