Icono del sitio Diario Sin Fronteras

La muerte discreta del ingeniero de la Variante

La muerte discreta del ingeniero de la Variante

La muerte discreta del ingeniero de la Variante

El ingeniero mecánico Dante Olivier Lecca García, natural del puerto norteño de Chimbote (Áncash), cumpliría este 13 de noviembre 31 años de edad. Pero la deflagración de un camión cisterna de Gas Licuado de Petróleo (GLP) en el kilómetro 4,5 de la variante de Uchumayo de la ciudad de Arequipa, calcinó su máximo sueño: mejorar la calidad de vida de su familia. Su legado, aunque un poco marchito, sobrevive en su madre, Ylda García Atilano.

Ella, de unos 51 años, con una maestría empírica en los negocios, aún recuerda con nostalgia aquella última vez que besó las mejillas frías e inertes de su primogénito, minutos después de que la parca decidiera llevárselo, cuando apenas se recuperaba del injerto de piel de cerdo en sus brazos y piernas, sobre una camilla de la Unidad de Quemados del hospital regional Honorio Delgado Espinoza.

Dante Lecca fue una de las víctimas más discretas del fatídico lunes 23 de junio del 2014. Ese día, la explosión por fuga de GLP de un camión cisterna dejó 15 personas heridas, entre ellas tres bomberos, dos periodistas y un grupo de trabajadores del municipio de Cerro Colorado. El accidente fue muy mediático, pues dos hombres de prensa quedaron con más del 80% de su cuerpo quemado, cuando ejercían su labor informativa.

“Mi hijo ahuyentó a los periodistas del lugar justo antes de que se desatara el incendio. Pero todo sucedió tan de pronto que no hubo tiempo para reaccionar”, relata la madre de Dante.

El chofer del camión cisterna, Celestino Salinas Salas, hoy sentenciado por homicidio culposo, traía –desde Ica– más de 12 mil galones de GLP a Arequipa. El varón, al ingresar a un pasaje colindante a la Variante de Uchumayo, que se reasfaltaba en aquellos años, para dejar el combustible en la sucursal de la empresa Beneton Trans, donde trabajaba el ingeniero Dante Lecca, no calculó que las llantas de su vehículo tropezarían con un buzón sobresaliente de desagüe y que ello provocaría que las válvulas de seguridad del GLP impactaran contra el pavimento. Pronto, en tan solo unos minutos, el camión estacionado, casi al frente de la empresa donde se debía dejar el insumo, comenzaría a emanar el peculiar olor del gas, y este, a esparcirse, por su condición de elemento químico pesado, a ras del suelo. Y Celestino, según el relato del herido Dante Lecca a su madre en el hospital, habría de ponerse a buen recaudo sin alertar a los fisgones de que se exponían a un eventual incendio.

“Ese huevón se salió corriendo, salió corriendo”, recuerda Ylda García, madre de Dante, que su hijo, aún convaleciente, le narró en el nosocomio después de la desgracia.

“Nosotros apagamos los celulares y los pusimos en una bolsa. Luego, bajamos las cuchillas. Cualquier chispa podía originar el incendio”, le contó Dante a su mamá.

El ingeniero, con aún poca experiencia en los proyectos mecánicos y con nula experiencia en seguridad, se valió del sentido común. Revisó las válvulas de gas buscando frenar la fuga, pero no logró su cometido. Luego, por instinto, cercó el camión cisterna, con placa V4F-920, con dos conos de la empresa donde trabajaba para evitar que los vecinos y trabajadores de la vía se amontonaran a ver el siniestro. La reportera Mitsu Alvarado Soto (25) y el camarógrafo Carlos Juárez Guila (24), minutos más tarde y por pura pericia periodística, llegarían –tras ingresar por un zanjón de tierra– al lugar de los hechos, donde ‘las papas quemaban’. Traspasaron el cordón de seguridad y Dante Lecca salió a decirles, a gritos, que se retiraran. Es en ese momento, según el relato de la madre del ingeniero, que se produce el voraz incendio.

“Yo sentí una fuerza que me tiró contra el piso, y ya estando ahí, vi que me estaba quemando y me sobé (en la tierra) para apagar el fuego (de mi cuerpo)”, recuerda Ylda García el relato de su hijo.

En un video de Youtube, publicado por el usuario Juan Canales, se observa que la deflagración del gas, aparentemente, se produce luego de que el motor de un vehículo de la Compañía 78 de los bomberos se apaga, a 300 metros del accidente, y el conductor intenta reactivar su unidad. En la pieza audiovisual, difundida un día después de la tragedia, también se observa que la camioneta de TV Unsa, donde se transportaban los periodistas para cubrir la noticia, sobrepasa al camión averiado de los bomberos y se dirige hacia el siniestro.

“Como era un tema sensible, ni a los bomberos ni a la Región se los ha querido involucrar como un tercero civil responsable”, opina la defensa legal de la familia García, quien ha pedido discreción para la elaboración de esta crónica.

El risueño y travieso Carlos Juárez, reportero de TV Unsa Noticias, y Dante Lecca, el ingeniero mecánico, ingresaron –como si no hubiera pasado nada– caminando al hospital Honorio Delgado. La más grave de los heridos, la periodista Mitsu Alvarado, con un 81% de quemaduras de segundo y tercer grado en su cuerpo, ingresó en una camilla con ayuda de algunos paramédicos. Ella, a quien sus colegas de prensa recuerdan como una mujer apasionada de su profesión, divertida y tierna, pereció un día antes que el ingeniero mecánico. Su compañero de primicias, el reportero ‘Carlitos’, fue el primero en fallecer, el 28 de junio del 2014, tras 5 días de agonía en el nosocomio.

“Soy un gran quemado, me voy a morir”, contó una enfermera del Hospital que oyó decir a ‘Carlitos’, quien –al parecer– presentía su muerte por la experiencia de pertenecer a la Cruz Roja de Arequipa, cuando apenas se alistaba para entrar a una tina con agua fría después del accidente.

Ylda Yris García Atilano, en su visita a la tumba de su hijo el pasado 28 de noviembre, fecha en la que cumplió 51 años, ha vuelto a arrepentirse, como cada día de su vida después de la tragedia, por enseñarle a Dante, cuando niño, los valores de la nobleza y la solidaridad. Sus hijos, amigos y marido, le han recordado, ahí en el cementerio Parque La Esperanza, que el popular ‘Gordo’, como apodaban al ingeniero por su ligero sobrepeso, ‘murió en su ley’, siendo un altruista a carta cabal.

“Si él hubiera sido más egoísta, no estaríamos aquí llorando sobre un nicho. Yo no debí dejar que trabajara ese día”, gimotea Ylda, mientras sus dedos dispersan las lágrimas que surcan sus mejillas rosadas.

En el accidente, según la Fiscalía, existen tres terceros civiles responsables: la empresa Beneton Trans E.I.R.L. (de la cisterna), Mapfre Perú, compañía de seguros y reaseguros, y Energigás S.A.C. El caso aún permanece abierto con poca celeridad en las investigaciones y ninguna familia ha sido indemnizada.

Ylda, ya sin lágrimas, ha colocado un bonito arreglo floral dentro de un recipiente de plástico hundido en el pasto de la cabecera de la tumba de su hijo. Es su cumpleaños y se consuela creyendo que, en algún lugar del desconocido universo, su hijo, con aquella tierna sonrisa, sus grandes ojos dormilones y vestido con su acostumbrada camisa a cuadros, la espera para llenarla de besos y abrazos. Esas muestras de afecto que Dante Lecca le debe desde que arriesgó su vida, hace ocho años, por velar por el bienestar de los demás.

Salir de la versión móvil