Castilla. En las próximas semanas, el ingeniero agrónomo Edwin Gonzáles Cateriano, director de la empresa S.T. Mark, productora de los vinos y piscos Marqués de Torán, enviará una escritura pública original al Museo de la Nación para que se reconozca que en Torán, pueblo del distrito de Uraca (Corire), se estableció la primera empresa vinícola del Perú.
El escrito data del 12 de junio de 1589 y señala: “… unas tierras que están en el Valle de Majes, en el sitio y pueblo que llaman Torán, yo Antonio Gómez de Butrón compré del padre Diego Hernández, clérigo presbítero, tasadas en mil pesos corrientes de a ocho reales…”.
Gómez de Butrón adquirió este terreno con apoyo de Cristóbal de Quirós, que aportó 500 pesos. Además, se comprometen a sembrar 50 mil cepas (de vid) en dos años y a hacerse cargo de los gastos para la construcción de una casa, bodega y vasija.
Para Gonzales Cateriano, esto es prueba de que en esta hacienda se creó una empresa que primero produjo vino y posteriormente pisco.
Otra prueba que tiene sobre la antigüedad de su bodega es la propiedad de botijas, especialmente una fechada en el año 816 que –explica– fue traída desde Zaragoza (España).
“Pueden hacer cualquier tipo de estudio a estas botijas para reconfirmar su antigüedad”, señala.
Desde 1909, este viñedo se encuentra a cargo de su familia. El 20 de noviembre de ese año, su abuelo Tomás Gonzales compró a Julia Velarde viuda de Zúñiga la finca de viñatería, bodega y vasijas ubicada en el pago de Torán.
Su producción destaca porque es netamente orgánica; es decir, es el único vino y pisco peruano donde no intervienen químicos en ninguna parte de su proceso.
Según el productor, los viñedos son regados con agua de un puquio, usan fertilizantes naturales producto del compost, insecticidas biológicos, etc.
Desde hace tres años cuentan con la certificación de Mayacert, empresa de Guatemala especialista en la certificación orgánica para productos agrícolas.
En sus extensos viñedos se siembra uvas de las variedades Italia, Moscatel, Quebranta, Uva Negra y Borgoña; descarta el uso de la uva de mesa (de consumo humano), como hacen otros para aminorar el costo del vino o pisco.
Hace unos meses terminó la vendimia (recolección y cosecha de uva). El néctar de uva fue depositado en esas botijas de más de mil años de antigüedad que aún tienen en su bodega que la convierten en una de las más antiguas no solo del Perú, sino de Sudamérica.
El año pasado el Congreso de la República destacó la participación de los productores artesanales en el Concurso Internacional de Vinos y Espirituosos (CINVE) en España, donde obtuvieron quince medallas de oro y plata.0
Destaron Pisco Parras de la Octava, Marqués de Torán, La Caravedo y otros.