En más de una ocasión señalé que el hoy Presidente de la República, Pedro Castillo, no estaba preparado para el puesto que hoy ocupa. Y no solo me refería al tema académico, sino a la evidente incapacidad para gobernar un país como el nuestro. Además, insistía, como ahora, en la necesidad de erradicar de plano a Vladimir Cerrón.
El sorpresivo nombramiento de Guido Bellido como Presidente del Consejo de Ministros, cuyo mayor mérito es haber insistido que en Venezuela hay democracia, o alabar a la terrorista Edith Lagos, nos deja no solo perplejos, ¿acaso no había otra persona, o cree el señor Cerrón y el propio primer mandatario que el Perú es su chacra?
Sobre la mayoría de ministros, basta ver su hoja de vida como para indicar que son poco menos que improvisados para el cargo. Se nota que les queda grande, muy grande, como el impresentable titular del ministerio de las Culturas, Ciro Gálvez, a quien, a juzgar por los hechos, lo invitaron apenas a una hora de asumir el cargo.
¿Para eso lo eligieron, señor Pedro Castillo, para que gobierne Vladimir Cerrón? Lamentable que desde el principio se actúe con tanta irresponsabilidad, es como si el alumno desaprobado con la nota mínima salga premiado con ingreso libre a la universidad.
Molesta de sobremanera que el profesor presidente nos tenga que tomar el pelo con un gabinete formado en medio del desconcierto absoluto, a última hora; con razón demoraba tanto en soltar nombres, si nadie medianamente preparado optaba por aceptar, frente a un gobierno donde Cerrón es quien manda y punto.
Si no habría que preguntarle a Pedro Francke, quien fue más caballero y optó por renunciar antes que asumir con un improvisado premier. O el mismo abogado Aníbal Torres, quien le dijo no a Castillo para asumir la cartera de Justicia [este artículo fue escrito antes de saber que finalmente juramentarían]. Veía venir el descalabro en esta opereta sin ton ni son.
Pero fue distinto con el sumiso hoy ministro de Salud, Hernando Cevallos, quien en actitud acomodaticia optó por el circo Castillo-Cerrón-Bellido. El problema de fondo es que no se dan cuenta de que no fueron elegidos para gobernar para Perú Libre, y que el Perú es y somos los más de 33 millones de ciudadanos. Eso no quieren ver.
La democracia tiene estos y otros contratiempos, y solo esperamos que este mal comienzo sea solo un traspié para enderezar el rumbo, porque como ciudadanos peruanos, aunque no hayamos votado por el lápiz, respetamos la decisión ciudadana. Ahora, espero y esperamos que se ponga los pantalones y deje de ser el actor secundario, y elija a colaboradores preparados para gobernar, no para loar a Perú Posible y al charlatán de Cerrón. ¿Acaso es mucho pedir?