Moody’s cambió perspectiva de calificación A3 de Perú a negativa tras debilitamiento de instituciones.
La agencia de calificación de riesgo dijo que el cambio de calificación se debe a que durante 2017-2019, surgieron muchos problemas en el país, entre ellos, el Fenómeno El Niño, la crisis de corrupción Lava Jato y la inestabilidad política a causa de las vacancias.
El debilitamiento de las instituciones en el Perú nos ha pasado factura, según un estudio realizado por Moody’s Investors Service. Moody’s ha cambiado este viernes la perspectiva de las calificaciones de emisor a largo plazo A3 en moneda extranjera y moneda local de Perú a negativa desde estable.
Asimismo, Moody’s ha afirmado las calificaciones A3 de emisor a largo plazo en moneda extranjera y local, las calificaciones A3 de la deuda senior no garantizada a largo plazo del gobierno en moneda local y extranjera,
la calificación (P) A3 de la plataforma senior no garantizada en moneda extranjera y la calificación A3 del programa de pagarés y CDs en moneda local.
El cambio de perspectiva a negativa desde estable refleja la opinión de Moody’s de que un entorno político cada vez más polarizado y fracturado ha estado socavando la eficacia de la formulación de políticas del país, lo que ha llevado a un deterioro progresivo de la fortaleza institucional de Perú.
Se advierte que si se mantiene, esta erosión socavará la resiliencia económica y seguirá pesando en el sentimiento empresarial y perjudicando la inversión.
La confirmación de la calificación A3 refleja la opinión de Moody’s sobre la relativa resistencia de la economía peruana y la solidez del balance del gobierno, por ello cree que podrá resistir a los efectos de la pandemia.
Hasta la fecha, el deterioro del balance del soberano ha sido algo contenido y el aumento de la deuda pública ha sido moderado en relación con sus pares.
Los límites máximos del país en moneda local y extranjera se mantienen sin cambios en Aa2. La brecha de cuatro niveles entre el techo en moneda local y la calificación soberana refleja la huella relativamente baja del gobierno en la economía y el sistema financiero, así como la previsibilidad y confiabilidad de instituciones económicas creíbles y de apoyo.
La falta de una brecha entre el techo de moneda extranjera y el de moneda local refleja la ausencia de restricciones de balanza de pagos, controles de capital, controles de tipo de cambio o restricciones en moneda extranjera o local.
Según la agencia de calificación de riesgo, el debilitamiento de las instituciones en el país son una amenaza para la capacidad del soberano de revertir el deterioro económico y fiscal de los últimos años.
Refieren que antes de la pandemia, en 2017-2019, el crecimiento económico promedió fue de 2,8% (en comparación con la estimación de crecimiento potencial de 3,3%-3,5% de las autoridades en esos años).
La lentitud de la actividad económica se debió en parte a los choques de oferta, al fenómeno meteorológico El Niño y a un entorno internacional más negativo, pero también al escándalo de corrupción Lava Jato.
Las tensiones políticas restaron eficacia a la ejecución de las políticas, provocaron una crisis constitucional por el nombramiento de los jueces del Tribunal Constitucional y culminaron con el cierre del Congreso por parte del entonces presidente Martín Vizcarra en octubre de 2019.
A pesar de este hecho, las tensiones políticas continuaron afectando la cohesión institucional. Tras el inicio de la pandemia, una severa contracción del 11,1% del PIB real en 2020 precipitó las políticas del Congreso con un enfoque de corto plazo, el cual Moody’s anticipa tendrán efectos fiscales y económicos adversos más allá del período legislativo.