Cuando empezó su caótico gobierno, escribí un artículo denominado “El Pato Donald”, traté justamente sobre este personaje: Disoluto, con poquísima cultura general, sin modales, prepotente. Y que lo único que tenía era dinero. Cuánta razón tenía Jorge Luis Borges, que calificaba a los Estados Unidos, como “un gran país lleno de individuos mediocres”.
Y su actuar, como presidente era la de un cobrador de combi pero gringo. Y nos miró a América como en la época del gran garrote norteamericano, de los años post- segunda guerra mundial. Los gringos eran los amos del mund, y América Latina era poco menos que su patio trasero: Parte de su propiedad, pero hecha para usarla de cuando en vez. Retrato vil de eso, lo plasmó Mario Vargas Llosa en su libro: Tiempos Recios.
Los Donald Trump de los apachurrantes años ’40 se compraban países o alquilaban presidentes: Honduras, Guatemala, El Salvador. Eran monigotes de los gringos. Nicaragua de “Tacho” Somoza era peor. La Cuba Pre-Castrista de Fulgencio Batista, se convirtió en el lupanar de los gringos. Ni que decir de México: “Pobre de México tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Eso le atribuyeron a un mordaz dictador Porfirio Díaz (la historia dice que esa expresión no fue de él).
Bien, pero el hecho es que retomando el tema Trump, este multimillonario que se precia de no saber quién fue George Washington, menos Thomas Jefferson y cree que Benjamín Franklin es el nombre de una “street”, llevó del prestigio mundial que tuvo la democracia americana a los fumaderos y demás “dark side” de Harlem.
Si a los peruanos nos miraban como salvajes, con todas las tomas de las carreteras, bloqueos, incendios y demás disparates que atestiguamos: ¿Qué creen que ha sido la toma del Capitolio, es decir, del Congreso Norteamericano? Si acá son baleados jóvenes, allá también. Si rompieron vidrios, escupieron a los policías; eso se repitió. Si acá hubo gases, desesperación y caos, allá también. Pero sorprendentemente, ni American Watch, ni Human Rights, ni Amnesty International, que tanto critican a los “malos-desalmados-cochinos- puf” gobiernos derechistas peruanos (claro que lo dicen tomando Coca-Cola y comiendo hot dogs) no dijeron nada. Al cambio: Si eres gringo, puedes hacer estropicio que quieras. Pero si eres negro serás baleado. Ese es el nuevo “tuit” que circula.
Ahora, no sé con que cara, Gringolandia nos va a criticar a nuestra endeble democracia, a nuestras fuerzas del orden, a nuestras leyes. Si el Pato Donald, de la noche a la mañana, se convirtió en una mezcla de Pluto, Clarabella, con el Oso Yogui. Así que, como siempre lo he pregonado; no existe en el mundo un modelo constitucional a seguirse.
Hoy, los propios legisladores gringos (ahora digamos no tanto) están tratando de reformarse, para que en el futuro a cualquier orate que de dibujo animado, quiera dirigir a esa gran nación, se le pueda controlar. Ese es el mensaje final: Cada pueblo haga sus normas y leyes de acuerdo a su realidad, que no copie nada de nadie. Es que el poder es un hecho demoníaco y cada hombre tiene a un diablo por dentro.