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EL FANTASMA DE LA “SEGUNDA OLA”

JORGE QUENTA

Mientras una gran parte de los adictos a las teorías “conspiranoicas” siguen diciendo que no existe pandemia, que solo se trata de una gran manipulación psicológica con ayuda de los medios de comunicación, que siempre están al servicio de los más poderosos; el coronavirus ha cobrado nuevo impulso y causa angustia en la próspera Europa occidental.

Desde el 1 de agosto hasta el 6 de diciembre, el coronavirus se ha cobrado 152.216 vidas en los 27 países de la Unión Europea, por encima de las 136.176 de la primera ola (del 1 de marzo al 31 de julio), según estadísticas de la Universidad John Hopkins y del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades.

La poderosa Unión Europea ha registrado durante los últimos cuatro meses 31 muertes más por cada millón de habitantes que en la primera fase, lo cual -según cálculos- se agravará con el advenimiento de la temporada de invierno. Basada en estadísticas fiables, Ángela Merkel, la canciller alemana, hace unos días hizo un dramático -casi suplicante- llamado al pueblo alemán (“Me duele de todo corazón”), alarmada por la actitud relajada de la gente en la fiestas de fin de año, lo cual la ha llevado a contemplar la posibilidad de cerrar comercios y de adelantar la fecha de vacaciones en las escuelas, algo que ya se viene aplicando en algunos lugares de su país.

Al momento, según cifras oficiales, EE.UU. sigue a la cabeza de la mortandad, con algo más de 305.150 personas fallecidas, seguida de Brasil (181.150), India (143.350) y México (113.710); mientras China, el país donde empezó la pandemia, mantiene la relativamente baja cantidad de 4.634 víctimas, aunque se puede dudar de esa cifra oficial, por las características dictatoriales de su gobierno. Hay que resaltar que en EE.UU. el coronavius ya ha matado a más personas que todas las bajas que sufrió en combate durante la Segunda Guerra Mundial.

Oficialmente, las cifras oficiales en nuestro país van un poco más allá de los 36.609 fallecidos, de los cuales 669 pertenecen a Tacna. Precisamente, entre nosotros, se puede ver la misma situación que enfrenta la canciller alemana: la actitud de la gente.

Presionada por urgentes necesidades económicas, hastiada ya de los confinamientos y de las sofocantes mascarillas en temporada de calor, y estimulada por las fiestas de fin de año, la gente cada vez más se moviliza y comporta como si no hubiera pandemia.
En medio de toda esta crisis, menudean las personas (“especialistas” o no especialistas) que hacen una abierta campaña contra las nuevas vacunas (que, según ellos, “no son seguras ni eficaces”), generando confusión y desafiando las disposiciones o recomendaciones de la OMS o del propio Minsa en el Perú, “en defensa de la salud y del bienestar de la humanidad”, según dicen, como es el caso de la OMPEI (Organización Médica Peruana de Investigación).

Así estamos a las puertas de la Navidad, la fecha más sentimental de todo el calendario festivo del año.

(*) jkenta@hotmail.com

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