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El afán de mejorar la calidad genética

Enrique Zegarra compartía la ganadería con la devoción.

Enrique Zegarra compartía la ganadería con la devoción.

Enrique Zegarra Ortiz fue un apasionado veterinario que giró su mirada hacia el ganado vacuno, dedicándose por completo al mejoramiento genético, especialmente en la zona norte de Puno. Sus logros fueron interrumpidos la semana pasada tras su lamentable partida en la ciudad de Juliaca.

El 2 de febrero del 2006, formó su empresa e introdujo pajillas importadas, inseminando en el altiplano las mejores razas, que hasta entonces solo eran adquiridas por ganaderos de solvencia económica. Él masificó el sueño de los pequeños productores de mejorar sus rebaños.

Ganaderos como Kike , hicieron de Puno una región ganadera por excelencia.

Hace más de tres décadas llegó de Arequipa a Puno un joven alto y delgado, formándose en la Universidad Nacional del Altiplano (UNA) en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Una vez profesional, echó raíces en el altiplano. Conoció a Patricia Rodríguez, su eterna compañera, quien le dio dos hijos: Álvaro y Romina.

Llegó a ser Juez Principal de la Asociación Brown Swiss del Perú, y era convocado a cuanta feria ganadera se desarrollaba en las provincias y distritos de Puno, Cusco, Arequipa, Moquegua, Huánuco y otros.

“Quinciño”, como cariñosamente lo llamaban, era un ser querido excepcional, bonachón, noble, alegre, pero sobre todo correcto y trabajador. Denunció muchas veces -también por Sin Fronteras-, los manejos oscuros en los procesos de selección.

FE Y DANZA

La misma entrega y devoción la entregaba a la Mamita Candelaria, danzando en la Confraternidad Wacas Puno, donde fue presidente y en el 2018 obtuvo el primer lugar en su categoría.

MUY QUERIDO

Tuvo un grupo de amigos, comadres y compadres, con quienes compartía hermosas tertulias, cocinando y gozando de la gastronomía, al mismo estilo de sus padres, era el mejor anfitrión.

Su pronta partida sorprendió a muchos y causó gran conmoción y pésame. Las muestras de cariño y gratitud a sus deudos fueron sorprendentes.

Quienes tuvieron la dicha de conocerlo y saborearlo, lo echarán de menos y evocarán su coraje para hacer de Puno la región con el mejor ganado del país.

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