Todos o casi todos, están (estamos) contra el Presidente de la República, Martín Vizcarra. Nos encontramos ad-portas de un nuevo pedido de vacancia, promovido a control remoto, desde el penal de Virgen de la Merced (Chorrillos) , dónde Antauro Humala, digita a su antojo, al títere congresista, Edgar Alarcón. ¿ Lo vacarán? Todo parece indicar que sí, pero veremos…
En esta tragicomedia, propia de nuestra subdesarrollada mentalidad, el cargamontón contra Vizcarra, curiosamente ha sido en parte promovida por una vocación suicida del propio mandatario, quien contra todo pronóstico ha querido apagar el incendio con gasolina. Nada más absurdo.
La pregunta del millón, surge en el acto, ¿ Se acaba el problema defenestrando a Vizcarra y que asuma el impresentable presidente del Congreso, Manuel Merino? La respuesta es muy simple: no y no. En realidad, Vizcarra no es el problema.
Nos explicamos. ¿Porqué no nos damos cuenta, que el país se encuentra al borde del precipicio, y muchos empujan al mismísimo borde? En buen romance, porque la democracia peruana, no ha funcionado como en otros países. La vacancia, en caso de darse, solo ahondaría la absurda creencia popular, que necesitamos caudillos para salir de este atolladero.
Lo que sobran, son aventureros del poder como lo fueron Alejandro Toledo de la mano de Eliane Karp, Nadine Heredia con su “cosito” Ollanta Humala, o Alberto Fujimori en convivencia con Vladimiro Montesinos, que saquearon todos las arcas del Estado. No hubo una sola excepción, porque hasta el desaparecido Alan García, ahora muerto “habla” de sus negociados. Verguenza propia y ajena.
Señores ciudadanos, la democracia está en cuidados intensivos, porque el principio griego del “gobierno del pueblo y para el pueblo”, al menos en nuestro país, ha sido solo un enunciado y nada más. Allí, surge la aversión popular por la democracia, cuando el problema de fondo, es que nunca entendimos su principio esencial de libertad para elegir.
Y nos ratificamos, porque solo aventureros llegaron al poder, sino miremos a los 130 congresistas actuales, quienes buscan por todos los medios seguir en el poder, pese a sus promesas de solo cumplir el período, para el cual fueron elegidos.
Por consiguiente, Vizcarra es solo una pieza más. Él no es el problema. El sistema democrático, está herido de muerte, y muy pocos se dan cuenta, y mejor no hablemos de los políticos, que solo buscan servirse y no servir.
¿ Lo vacan o no? Salvo Antauro y Alarcón , sin mencionar a Merino, son los verdaderos traidores, en medio de otros innombrables, porque solo la historia los juzgará, solo esperamos que sea muy pronto, porque seguimos cuesta abajo, y destruyendo todo el endeble sistema democrático, que aunque débil puede y debe ser el punto de partida para juntos construir un Perú más digno y más seguro a salvo de las hienas que siempre acecharán, muy a nuestro pesar-
Estamos a tiempo. Nunca es tarde