Como siempre, en América Latina nos gusta copiar modas e instituciones que responden a otras realidades; y copiando al milímetro a la Comunidad Europea, que tiene un Parlamento Europeo; en América Latina, cinco países (El “plurinacional” de Bolivia) Chile, Colombia, Ecuador y Perú, resolvieron crear su propio monstruo Frankenstein. Y que al igual que este, no sirve para nada; excepto para crear burocracia, pagar abultadas cuentas (y cuentos) de sus integrantes; y justificar emolumentos con ridículas ceremonias oficiales. La parafernalia local, la trasladan a nivel continental. Es un inútil dispendio de recursos.
Lo hemos dicho varias veces, allá en Europa, para integrarse primero se hicieron uniones aduaneras, luego bloques económicos, se creó el mercado común, posteriormente la Comunidad Económica Europea (CEE) que dio para mayor fortaleza una moneda común: el euro. Y, finalmente, para uniformar legislaciones y normatividad se creó, por sentido lógico, el Parlamento Europeo. Y que además, antes que diplomáticos gordos, está preocupado en legislar para toda la CEE; por esto es que toda la legislación que prola es de aplicación obligatoria en todos los países de la Unión Europea.
Acá, somos como Superman, nos ponemos el calzoncillo encima del pantalón y empezamos a querer integrarnos políticamente antes que económicamente. ¿De qué modelo económico “integrador” podrán hablar entre los “socialistas” vernaculares como los bolivianos, con los liberales chilenos? Y encima de ellos, los pragmáticos colombianos, con los sinuosos (económicamente hablando) ecuatorianos, para terminar con nosotros, los peruanos que como siempre queremos petardear un modelo abierto. Es decir, un arroz con mango. Porque si no podemos integrarnos económicamente, todo será una ilusión.
Además, si el otro florero decorativo, llamado “Comunidad Andina de Naciones”, no tiene ni una unión aduanera, menos una moneda común. Ni hablar de las inversiones. Acá rechazan la inversión de los vecinos “andinos” chilenos. Los empresarios peruanos no son bien tratados en Bolivia; en Ecuador igual. Frente a eso, ese ato de inútiles de los “parlamentarios andinos” ¿hicieron algo? Nunca han visitado las fronteras, es ahí donde están los problemas, no en las capitales; pero mientras no se muevan de sus asientos y cobren puntualmente, no les importa.
Lo peor, que ni siquiera prola legislación obligatoria (o “vinculante” como hipócritamente gustan ahora llamar), y todo es a nivel de “recomendaciones”, que pueden o no aceptar los estados miembros. Al cambio, si desaparece a nadie hará falta, salvo a aquellos que les gusta coleccionar cargos públicos, a esos revolucionarios de cafetín o a políticos que no les gusta trabajar sino posar.
De manera que, si algo debemos de hacer urgentemente, es retirarnos de ese escaparate de tienda de regalos bobos.
Pero como hay algunos políticos que se prestan a todo, con tal de seguir mamando de la teta estatal, entonces buscan una justificación para que se mantenga. Que el Perú necesita estar presente en instituciones –no importa anacrónicas- y lo que se tiene que hacer antes que estas boberías, es adoptar UN MODELO ECONÓMICO en el continente, para que sobre esta infraestructura económica se generen otras instituciones que la apuntalen. Si está sumamente cuestionada la utilidad de la OEA, imagínense este “parlamento andino”.