Cercado. En tiempo de covid-19, tratar el cáncer en el Perú, donde esta enfermedad es la primera causa de muerte hasta el 2019, básicamente porque la gente detecta muy tarde la patología, se ha convertido en un desafío para médicos y pacientes del Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas del Sur (Iren Sur) debido a que su capacidad de atención se ha visto reducida al 50%.
De 120 atenciones diarias, pasaron a realizar entre 60 y 70, a fin de cumplir con el distanciamiento social por el cual ya no es posible recibir el mismo número de pacientes en sus diferentes ambientes. Empero, también existe el temor de asistir por parte de los mismos pacientes oncológicos a raíz de que el riesgo a contraer el virus es mayor, en los que llevan tratamientos activos, debido a que los fármacos utilizados han más vulnerable su sistema inmunológico.
Situación similar sucede con las quimioterapias, que se redujeron solo a la intervención de pacientes con cuadros avanzados y graves.
En tanto, los casos que están en un estadio inicial o su estado de salud, tras la evaluación de diferentes factores, les permite esperar, sus tratamientos han sido suspendidos entre tres y cuatro meses como los pacientes con cáncer de tiroides señaló Berenice Rodríguez, gerenta del Iren Sur.
A este panorama, se suma que la mitad de pacientes oncológicos llegaban de otras regiones como Cusco, Tacna, Moquegua, Apurímac, Puno y Madre de Dios.
No obstante, por la cuarentena focalizada, que regía hasta hace dos semanas, no pudieron trasladarse a Arequipa y dejaron de recibir su tratamiento de manera presencial. Sin embargo, a fin de aminorar los impases, durante esta pandemia, el instituto tomó ciertas medidas para intentar asistir a los pacientes a través de la referencia a nosocomios cercanos, por video llamada o vía telefónica.
Evidencia de ello, es que antes de la aparición del virus recibían 10 llamadas a la semana, y ahora, en promedio son 70 cada día. Empero, esta posibilidad se complica cuando no cuentan con acceso a internet o tienen una mala señal telefónica, puesto que un grupo de pacientes queda disconforme con la atención.
DONACIÓN DE SANGRE
La odisea no acaba ahí, dado que por los reveses de estos meses, las reservas en el banco de sangre también se han visto afectadas. La donación de sangre es crucial para el hospital, sobre todo para tratar a los enfermos hemato oncológicos (aquellos con leucemia, cáncer a los ganglios linfáticos, cáncer a la médula ósea).
Sin embargo, la asistencia de donantes ha reducido en más de un 50% por factores como el temor a contagiarse en un nosocomio, pese a que la atención es diferenciada para pacientes positivos a covid-19.
DIAGNÓSTICO
Si bien la pandemia del SARS-COV-2 en el Iren Sur no ha afectado de igual manera la atención de todos los servicios, ya que si bien el tratamiento y seguimiento de los pacientes con cáncer ha conseguido adaptarse, los nuevos diagnósticos si han caído, con el peligro que puede suponer la no detección temprana de tumores. Rodríguez, informa que cada año, se detecta un tipo de cáncer en el 3% de la población en fase inicial.
Sin embargo, el retraso del diagnóstico incrementa las consecuencias sobre la evolución y el pronóstico de los pacientes. En algunos casos pueden suponer una pérdida de opciones y oportunidades.