Caracoto. ¡Los necesita! Doña Nely F.M.L. (45), y sus pequeñas hijas de 5 y 7 años de edad, pernoctaron en la calle porque no tienen dónde refugiarse, pues en la habitación alquilada en la viven está el cadáver de su esposo Ambrosio C.C. (65), quien aparentemente pereció con la covid-19 y por desinterés de las autoridades, el cuerpo no fue recogido hasta el cierre de nuestra edición.
A SU SUERTE
La viuda declaró que el sábado 29 de agosto, su esposo Ambrosio fue traído en mal estado de salud por representantes de una cooperativa minera de Cerro Lunar de Oro del distrito de Ananea, en donde el fallecido trabajaba como vigilante.
Lamentablemente los socios de esa minera dejaron a su suerte al sexagenario en la vivienda de la urbanización Villa Los Triunfadores, sector Chulluni, en el distrito de Caracoto (San Román) – final de la línea N° 27. Toda la familia vive en un cuarto alquilado.
Esos días, según doña Nely, su pareja padecía los síntomas de la covid-19 (tos seca, diarrea, dificultad para respirar, y dolor de cabeza), y por su condición humilde y desconocimiento sobre trámites no pudo llevarlo al hospital, y solo lo atendió con algunos medicamentos antigripales.
MUERTE
Sin embargo, don Ambrosio no soportó más al letal virus y falleció en su cama a las 03:00 de la tarde del último lunes. Esa noche, ante el miedo, la mujer y sus pequeñas de iniciales V.B.C.M. (05), y Y.B.C.M. (07), armaron una carpa de plástico en un terreno abandonado para dormir, y solo sacaron algunas ropitas para protegerse del frío.
Según las juntas vecinales de Villa Los Triunfadores, ese mismo día notificaron a los efectivos de la Comisaría PNP de Caracoto, quienes constataron el deceso, pero luego no se hicieron más diligencias. Hasta el cierre de nuestro matutino, el cuerpo seguía en ese cuarto a la espera del equipo humanitario de levantamiento de cadáveres del hospital Carlos Monge Medrano de Juliaca, quienes tienen que cumplir los protocolos para la covid-19.
DRAMA
Doña Nely, entre lágrimas, dijo que no cuenta con los recursos económicos para darle cristiana sepultura. Además, no tiene dónde preparar los alimentos para sus niñas hasta que no saquen el cuerpo ya que todos vivían en el cuarto alquilado. “Mis hijas tienen hambre, no tenemos dónde ir”, dijo.