La semana pasada develamos que el maestro Paulino Afancho Orcoapaza, se duplicaba para laborar en la escuelita N° 70 694 en la comunidad de Atecata, distrito de Santa Lucía y hacer lo propio, en el mismo horario, como sereno de la Municipalidad Provincial de Lampa.
El docente dijo que en dicho plantel tenía 10 alumnos a quienes enseñaba a pesar de las barreras y deficiencias. Sobre su trabajo en serenazgo, aseveró que es eventual, de seis horas semanales. Mintió.
Este medio se trasladó a la comunidad de Atecata, situada a unas tres horas desde la ciudad de Lampa. Es un pueblo casi ‘fantasma’, no tiene servicios básicos, internet y la señal de radio solo entra algunas horas al día.
El presidente del Apafa, Eduardo Robles Huamán, nos alcanzó con los escasos padres de familia de la escuelita. De manera frontal desmintió a Paulino Afancho. “Acá solo hay cinco alumnos, están abandonados… ¿dónde hay diez?”, reclamó.
Indicó que hasta el año pasado hubo una profesora, pero debido a una permuta este año llegó el aludido maestro. “Viene una vez al mes… nos ha dejado dos separatas, de comunicación y matemática No viene a evaluar, nos deja a nosotros el trabajo”, añade.
Rolly Yareta Mamani, padre de un niño de tercer grado, agregó dejó las separatas hace mucho, y no revisa los avances. “Es falso que viene cada semana, hay jueves en un mes que viene pero es por la feria del pueblo, no se reúne con nuestros hijos, está un rato y se va”, enfatiza.
Para Marcial Centi Vilca, papá de un menor de quinto grado, refirió que la carga de maestro recae en él. “Yo mismo tengo que enseñarle, mis hijos mayores le apoyan. Estoy disconforme con el profesor… ha venido en dos oportunidades, creo; pero conmigo no se encuentra”, El padre refiere que hace dos años, Paulino Afancho solía venir a Atecata desde la comunidad de Orduña –contigua-, para reunirse con la maestra, y que por actos dudosos y reñidos le llamó la atención. «Desde entonces no me pasa, me hace problemas», prosigue.
Doña Patricia Centi recalcó que solo lo vieron en abril y junio, y que no ha revisado sus tareas ni avances.
Ella, al igual que Wilson Centi y Ronal Mamani, hermanos de alumnos de quinto y sexto grado, se ven obligados a apoyar las clases como pueden, porque no tienen profesor que acompañe.
Los padres exigieron al director de la DREP, Mario Benavente, que cambie a dicho maestro y que envíen a una dama. “No nos inspira confianza, tantas cosas que pasa… ese profesor se metía con las maestras ahí (cuarto dentro de la escuelita), daba mal ejemplo. El Estado le paga para enseñar a nuestros hijos, que se quede en serenazgo”, refunfuñó Marcial Centi y fue respaldado por los demás padres.