Que la cultura “chicha”, o “contestataria” vaticinada desde José Matos Mar, en su libro “Crisis del Estado y desborde popular” existe y avanza; es algo indudable. La cultura “combi” es escatológica, pero cotidiana. Y quién sabe si, haciendo real la expresión de que el Congreso es la “representación nacional”; es que vemos (antes, ahora; y seguro que también al siguiente año) semejantes especímenes: Sin cultura ecuménica y menos jurídica, nos dejan sin capacidad descriptiva. Hemos pasado rápidamente de Becerril a Urresti.
¿A qué viene todo esto? A que el Congreso, sin diferenciar mínimamente de la institución de la Presidencia de la República, de quien la ejerce momentáneamente; ha borrado toda nuestra vertiente constitucional: Nuestro modelo es el Semi-presidencial. Es distinto al Presidencial, como el caso de los Estados Unidos. Allá, el Presidente no tiene Ministros, solo Secretarios.
Acá, los Ministros responden por el Jefe de Estado, por eso son interpelados; allá, como son Secretarios, no pueden ser interpelados. Quien responde directamente es el Presidente. Por eso lo destituyeron a Richard Nixon por el escándalo Watergate. Nuestra Constitución, blinda al Presidente para que desempeñe sus graves funciones; la razón es simple: Encarna al Poder Ejecutivo. Y si no se le blinda de cualquier acusación (desvariada o razonada) sería un galimatías absoluto la conducción de la nación.
Con la afiebrada decisión de este neófito (en ciencias políticas) Congreso, hemos pasado de tener un blindaje completo, a tener un pecho abierto a cualquier denuncia. ¿Qué es necesario que el Presidente responda por sus actos de gobierno? Claro que sí. A la fecha todos los ex – Presidentes están con sendos procesos (salvo uno que se suicidó y otro que se escapó). Además toda esta reforma, no le va alcanzar al mandato (ya de salida) de Vizcarra. Otra declaración lírica es la del 6% del PBI para la educación. En una palabra, nuestra Constitución de ser normativa, va a pasar a ser semántica (diferencias que las desarrolló Karl Lowenstein). Otra masturbación legal más.
En todo caso, si hasta la fecha, algunas facultades de derecho; siguen de colonos mentales de los tratadistas españoles ¿Por qué no se acuerdan del “Juicio de Residencia” al que eran sometidos todos los Virreyes al dejar su función? Javier Valle-Riestra, en su libro “La responsabilidad constitucional del Jefe de Estado” relató con exquisitez como es que semejante juicio político era tan temible, que no hubo quien se librara de sus graves consecuencias. Hasta el fundador de Puno, el Virrey Conde de Lemos; fue sometido póstumamente (murió en funciones). Sus familiares tuvieron que seguir con el proceso, para limpiar su honra. Ese “Juicio de Residencia”, no lo tenemos. Sería mejor que constitucionalmente establecer que el ex – Presidente no puede dejar el país, en los siguientes dos años al término de su mandato. Esto sería mejor que el despropósito aprobado, y tal como se ha revelado mediante audios viles, se ha hecho sólo por pica, bronca; y venganza cortesana.
¿Pruebas? El congresista del escándalo de las “Brujas de Cachiche” Omar Chehade, habiendo sido cortesano del “Humalismo” y recalando luego en ese ato de tránsfugas llamado “Alianza para el Progreso” (que ha plagiado todo, hasta el nombre mismo, que lo tomó del programa de ayuda social de los Estados Unidos de los años 60) demostrando su cultura “combi”; se ha referido de la forma más grosera al Jefe de Estado. Se le ha salido su verbo de sirviente del militar Humala, ha revelado cuál es todo su contenido doctrinario al eliminar el antejuicio al Presidente; y no hubo quien, en defensa de la majestad del Congreso (bueno, tampoco lo tienen) rechazar ese improperio. Por eso, me parece que este es un Congreso “c.s.m.” (confrontacional sin méritos). Ahora, si se le da otro contenido a esas iniciales; también será válido.