El Estado de Emergencia Nacional decretado por el Gobierno en el marco de la Emergencia Sanitaria a causa de la llegada de la COVID-19 ha puesto en evidencia, una vez más, las grandes diferencias que existen entre los hogares con mayor y menor capacidad económica.
Uno de los sectores donde más se refleja esta realidad es la educación, puesto que la proyección de deserción escolar, durante este año, supera el 8% en el caso de secundaria, mientras que en tiempos normales es en promedio 3,8%, y en su mayoría serán los hijos de familias con menos poder adquisitivo, señaló Alfredo Aguilar, director del centro de investigación pedagógica Corpaidos.
Los factores para que se produzca el abandono escolar son múltiples, el principal es el económico. Empero, en tiempos de emergencia como el que nos ha tocado vivir, por la pandemia, este factor se agudiza aún más porque los estudios dejan de ser prioridad para los alumnos debido a factores externos y a la necesidad de cumplir con otro tipo de necesidades.
En ese sentido, los escolares con menos ingresos han empezado a trabajar con los padres o solos a fin de atender sus carencias económicas y asegurar la subsistencia familiar. A esta realidad se suma que las clases presenciales aún no tienen una fecha concreta de reanudación y esto genera que los alumnos, sobre todo del nivel secundario, posterguen su retorno a las aulas indefinidamente, puesto que muchos pasan a hacerse responsables de toda la carga familiar o forman su propia familia.
La covid-19 también ha traído un nuevo desafío para la educación debido a que nuestro país no está en condiciones de sostener la educación en forma digital porque no todo el alumnado cuenta con equipos o acceso a una conexión a internet, y si los poseen, estos a veces no tienen la suficiente capacidad para descargar datos o participar en videollamadas. Además, hay un déficit en las habilidades y condiciones de trabajo adecuadas para aprovechar las plataformas digitales de enseñanza.
Es el caso de los estudiantes de la región Arequipa. A más de un mes del inicio de clases a distancia, aún 15.5556 no logran conectarse. De estos, 10.224 pertenecen a escuelas públicas y 5.532 a privadas.
Debido a este panorama, según Aguilar, la Gerencia de Educación tendrá que gestionar nuevas políticas que permitan disminuir esta brecha porque las consecuencias son grandes y no solo tendrán efectos inmediatos sino también a futuro porque aumenta la probabilidad de que estos alumnos caigan en pobreza, puesto que disminuyen sus posibilidades para acceder a trabajos formales, gozar de beneficios como afiliación a Essalud o una pensión de jubilación.